Merecer ser digno de….
Una de las cosas de las que más oigo quejarse a las mujeres es de la falta de tiempo, de la cantidad de tiempo que invierten en los cuidados, de la carencia de autocuidado, de la falta de proyección laboral, de éxito, de la diferencia de todo esto con los hombres…
En un momento dado de mi vida hace no mucho tiempo me di cuenta del fondo del fondo, del fondo de todo esto que es el merecimiento, en realidad no me sentía digna de autocuidado, de éxito….
Reconocer mi falta de merecimiento me ayudó a explicar el miedo que sentía en realidad a brillar por mí misma, a ser libre a hacer lo que me dé la gana con mi vida, incluso a ser madre y emprendedora .
Falta de merecimiento
Para mi era evidente que si quería sentirme merecedora de todo lo que veía que otras mujeres podían disfrutar necesitaba tener una buena autoestima ya que esta produce el sentimiento de valía que va de la mano del merecimiento.
Creo que la autoestima de las mujeres está diezmada porque desde pequeñas hemos aprendido a sentirnos mal y culpables por nuestros errores, en vez de entenderlo como parte del proceso y esto no llevó a dudar de nuestras capacidades, nos enganchamos a un rol de víctima que nos hacía eludir nuestra responsabilidad tanto de lo que no salía bien como de lo que salía bien, que aprendimos a achacarselo a los demás y que todavía seguimos haciéndolo.
Esta sociedad heteropatriarcal y judeo-cristiana nos ha vendido y nosotras hemos comprado que tener éxito en los hombres es lo que les corresponde y en nosotras es una actitud egoísta, hay se me ponen los de punta…
En fin, una gran montaña de creencias limitantes que se han convertido en cadenas para nuestra libertad, nuestra creatividad, nuestro merecimiento.
Y estas cadenas son nuestras y solo nuestras porque seguro que estás harta de escuchar de tus amigas, lo que vales, lo que molas, lo hermosísima que eres, lo válida y preparada que estás pero tú y solo tú eres la jueza que valora que tú eso no te lo mereces, e incluso cuando te lo empiezas a creer te das cuenta que algo está bloqueado porque nada se hace realidad.
Vamos a darle una vuelta a esto…
Los beneficios de la falta de merecimiento
Pero una de las cosas que he aprendido en 20 años de acompañamiento a personas es que si mantenemos conductas, pensamientos… que supuestamente no queremos es porque en el fondo sacamos algún beneficio del que no solemos ser muy conscientes.
Lee estas frases y comprueba si en el fondo alguna te resuena.
Si no tengo exito…
– No pareceré prepotente ni ambiciosa
– No tendré que enfrentarme a ningún riesgo
– No tendré que salir de mi zona de confort
– No tendré que esforzarme
– No sufriré decepciones
– No me sentiré culpable cuando las cosas no salen como había planeado porque como no las merecía…
Aquí tienes los beneficios que en el fondo tenemos, es una manera de protegernos.
Las consecuencias de creer que no mereces
Pero claro, todos estos “beneficios” tienen sus consecuencias y no te van a gustar.
– Me instalaré en la queja, perfil de víctima
– Dejaré de sentirme responsable de mi propia vida
– Mis relaciones dejarán de ser lo que esperaba
– Mi lenguaje será negativo conmigo misma pero también con los demás
– Perderé las ganas y la motivación
– Me resignaré y me rendiré sin luchar por lo que deseo
Pero si tiene todas estas consecuencias que en realidad no nos gustan por qué no vemos la salida, por el miedo y hay muchos….
Los miedos que sostienen la falta de merecimiento
1- Miedo a superar a nuestros padres
Esto es muy de manada, una regla básica de supervivencia no superar en nada al jefe del clan porque perdemos la protección.
Muchas de las creencias que tenemos en nuestro subconsciente vienen dadas por esto, es muy interesante cuando en consulta ponemos luz a estas voces internas, las cosas de las que nos damos cuenta que estamos sosteniendo sin nisiquiera estar de acuerdo con ellas.
Sentir que vamos a decepcionarles da miedo y nos hace quedarnos a su lado.
2- Miedo a sentirnos rechazadas
También crecemos con una búsqueda constante de aceptación, también es supervivencia la permanencia en la tribu.
Si yo tomo mi poder y me muestro yo misma, puedo ser rechaza y si hay herida de rechazo en la infancia repetirla se va a evitar porque es muy horroroso
Con el tiempo nos solemos dar cuenta que la aceptación tan sólo puede venir de nuestro interior, no de los demás.
Nos gustaría inspirar y ser reconocidos pero eso sería reconocer que somos diferentes y pensamos que nuestro entorno nos va a rechazar.
Nos da miedo reconocernos diferentes y apagamos “nuestra luz” y nos hacemos “invisibles” para no destacar.
Recuerda
¡Eres la persona más importante de tu vida!!
Unas preguntas para seguir reflexionando:
¿Qué harías diferente si supieras que te mereces lo mejor?
¿A qué te darías permiso?
¿A qué le dirías que sí?
¿A qué le dirías que no?
Una última recomendación
1- Comienza repasando esos miedos que sostienen la falta de merecimiento para identificar en cuál de ellos hay que poner el foco para “trabajar en el” si lo crees necesario
2- Repasa tus logros y éxitos a lo largo de tu vida, disfruta de todas aquellas personas y cosas que tienes a tu alrededor
Re-calcula si lo crees necesario sin miedo a cambiar la dirección de tu vida.
3- Repasa tus metas, tus objetivos para ver si son “propios y personales” o por el contrario son heredados.
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que somos inmensamente poderosos. Es nuestra luz, y no la oscuridad, lo que más nos asusta. Nos preguntamos: ¿quién soy yo para ser brillante, precioso, talentoso y fabuloso? En realidad, ¿quién eres tú para no serlo?”.
Nelson Mandela en su discurso como Presidente de Sudáfrica
Con cariño
Marta